viernes, 23 de marzo de 2012

El click

El cuento que antecede a esta entrada es una porquería. Lo descubrí leyéndolo en voz alta ante mi grupo de escritura. ¡Ante mi grupo de escritura! Volví al ruedo.

Mi profesor y mis compañeros me ayudan a generar historias, a hacer conscientes mis espantos gramaticales, a llenar mi caja de herramientas con personajes, lugares, acciones. Y todo eso me ayuda a llenar mi caja de herramientas del día tras día.

No sucedió nada estrafalario pero llegó el click. Hago click con el mouse y ¡se abren páginas! Esta entrada la escribo mientras fumo, en casa, escuchando a Queen en Grooveshark. ¡Alegría! Hice click.

Un día me levanté esperando un encuentro y me tuvieron cuatro días en vilo. Cuando al fin llegó el mensaje, decía "Perdoná mi desaparición. Me fui a Chascomús con mi exnovia, que ahora volvimos a vernos". Y no me enojé. No me enojé porque me lo dijo y porque no tenía ganas de enojarme. Después me puse a pensar en mis enojos: me enojé con la vecina, con Fibertel, con Arnet, con Telecentro, con mis antiguos empleadores, con mis chongos, con mi papá, con la novia de papá, con Sabrina, con Eliana, con... Ya no estoy enojada. Con nadie.

Desde que no estoy enojada, volví a Todo Tributo. Ahora ensayo coreografías de Britney Spears y de Lady Gaga. Miro The Walking Dead tomando un fernet o comiendo helado. Planeo cambiar las cortinas a un hermoso violeta otoñal. Recibo los "te quiero" de mis alumnos y los devuelvo. Escucho los mismos temas de Michael como si fueran novedad. Y todo, con un nivel de goce que desconocía. Freddy Mercury acá me canta que quiere que le encuentren a alguien a quién amar. Yo lo puse en mi lista de deseos 2012.

Ya la encontré: es Nadia. La amo. Me amo y, afortunadamente, se siente muy bien.

(Epígrafe de la foto: Rick se abraza con el zombie. Nadia se abraza con el monstruo que es la Vida. La imagen como metáfora.)

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