lunes, 18 de agosto de 2014


En ocasiones, la peor de las ideas de perder el tiempo (o procrastinar) es leer la sección de noticias de nuestro perfil de Facebook. Nos agobia y nos llena la mente de frases, que varias veces se pelean unas con otras; de fotos de alimentos; de imágenes de cine que representan emociones; de disgustos con personas a las que no se nombra; de links de YouTube; de niños que nos son irrelevantes; de cosas que al cabo de treinta lecturas de actualización de estado y de elementos compartidos yo me pregunto: ¿Cuál es el sentido de la vida en este siglo? ¿No será que finalmente todos seremos en nuestro paso por la Tierra unos talentosos procrastinadores?

¿Qué hay más elevado, más importante que contar en Facebook quiénes somos y lo que nos ocurre? ¿A dónde nos están llevando las redes sociales? ¿A quedarnos a vivir en ellas o no hay ningún fin? ¿No hay fin alguno?
¿Qué hacemos acá? ¿Por qué es tan irresistible hacernos públicos? Yo no paro de pensarlo: ¿Qué vida nos estamos armando con todo esto? ¿Es nada más el deseo de eternidad? ¿Es un modo enfermo o sano de backupear la propia vida? ¿Es nuestra reunión con los demás una oportunidad de tener algo para poner en Facebook o la reunión es más importante? ¿Cuánta gente hace realmente algo de lo que postula allí? ¿Allí? ¿Es un lugar? 
Las cosas uno ahora se las entera gracias a ponerse a pelotudear ante su dispositivo tecnológico. Porque ya hace unos años, desde libros de autoayuda, charlas estimulantes u otros, nos están diciendo que todos tenemos derecho a decir lo que pensamos y sentimos. Eso que habita nuestro corazón y nuestra mente ahora tiene las redes sociales para poder salir. Entonces somos todo ello, todo ego: YO quiero que sepas esto, YO quiero expresar aquello, YO deseo que TODOS sepan lo otro. Lo que nadie dijo (o pocos entendieron) es que tenemos este derecho de un modo transformador, para ser más felices, para expandir buenas intenciones y augurios a los demás. El poder de expresión se está usando para agredir ("Sabes una cosa!!!me estas llenando las pelotas!!!!! Me comparas con una mina que no sirve pa mierda que como persona es un sorete!!!!" postula una mujer entre mis noticias (SIC)) y para lo sumamente irrelevante ("Retweeted Clima de Ballester (@climaballester):Temperatura: 20,2°C S.Térmica 20,2°C PR 13,2°C-Viento: 9,7 km/h N Ráfagas 15,8 km/h-Presion: 1016,4 hPa-Lluvia:0,0 mm-Humedad:64%" manifiesta otro). ¿Hay necesidad? ¿Las redes sociales nos mueven por necesidad? ¿De contar el clima? ¿De defenestrar a alguien porque no se le puede decir nada personalmente?
¿Cuáles son las cosas que se pueden considerar "útiles" de plasmar en las redes sociales? ¿Una campaña solidaria? ¿Informar de un evento que puede interesar a miles? ¿Sólo es relevante si beneficia a muchos? ¿Lo que me preocupa es la escala tan pequeña en la cual las cosas importan? ¿A quién le importa tu merienda en Starbucks? ¿A quién le parece fundamental para su día que el tuyo haya sido malo? Entonces, me releo: "fundamental para su día". ¿No es la escala personalizada de expresión lo que estoy juzgando? 
Estoy confundida. Me ahogo en las aguas de las actualizaciones de estado. Me rehúso a borrar mi perfil y genero nuevos: Instagram, Pinterest, Spotify... Cada vez leo menos lo que postulan los demás y más lo que postulo yo. Yo. YO. ¿Estos son nuestros intentos de eternidad? ¿Es diversión? ¿Es en serio? ¿Qué es esto?


¿Qué es?

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