domingo, 14 de septiembre de 2014

Kiitos, mun Kissani

Yo llegué a creer que te había elegido. Pero fuiste vos la que me eligió a mí. O quizá me equivoco dos veces y esto lo eligió uno de los empleados del cosmos, uno de esos "chicos" que manejan el destino. Me imagino en su cuaderno, escrito: "Treintañera solitaria se topa con gatita indefensa". Y también llegué a creer que te salvé la vida. Pero vos me la salvaste a mí.
Sos terrible. Arisca y rebelde. Me arruinaste las cortinas y te afilás las uñas en mi acolchado nuevo. Cada vez que voy decidida a mimarte te vas lo más lejos posible. No te gusta mucho la gente. No te podés quedar quieta. No te importa que te hayan sacado los ovarios y te hayan cosido por el costado: vos vas igual, saltando por todos los muebles, directo a seguir haciendo la tuya. Entonces pienso en lo bien que hizo el que te puso en mi camino, porque somos iguales. 
Mis propios alumnos dicen que me recuerdan declarar que yo vivía sola y así iba a ser siempre porque no quería compartir mi casa con nadie. Algunas personas que no me conocen mucho me preguntan si vivo sola y les digo que no. No puedo decir que vivo sola con una gata. Digo, en cambio, que vivo en la casa de una gata que me deja entrar y salir cuando yo quiera. Vivo con una gata que es mala-malísima pero la mejor compañera del mundo. Vivo con una gata que me da alegría y me hace llorar de emoción cada vez que pienso en cómo cambió mi cabeza mientras le acaricio el cuerpito. No por mucho rato, claro.
Gracias, Kissa. Vos moviste algo acá adentro que no sabía que estaba. Te convertiste en mi modelo de fuerza. Tu rebeldía es hermosa. Cuando el veterinario me dijo que fuiste la más "alteradita" de todos las gatitas castradas, no supe si avergonzarme o enorgullecerme. Me gusta que no te dé igual. Me gusta que me muerdas y me sigas hasta al baño. Me gusta que quieras recorrer corriendo el pasillo cada vez que abro la puerta. Me gusta que me esperes ahí cada vez que la abro. Me gusta que me entiendas cuando quiero descansar y me mires desde otro rincón, hasta que yo me duerma, y sólo después vengas a cuidarme a la cama, buscando mi calor. Me gusta que tengas tu propia forma de quererme. Me gusta que estés en mi vida. Me gusta estar en la tuya. Te adoro infinitamente.

1 comentario:

NeoDimio dijo...

Me hace cuishhh el corazon my dear Catwoman!