Para alguien que va por primera vez, un recital de Megadeth contempla dos shows al mismo tiempo: el show musical y el show de la gente. Megadeth no tiene fans: tiene hinchas. Megadeth no es una banda de heavy metal: es un equipo de fútbol. Así los recibimos sus “torcedores”. Suenan Oh, vamo’ Megadé / Megadé, Megadé / Vamo’ Megadé; suenan Olé, olé, olé / Olé, olé, olá / Olé, olé, olé / Cada día te quiero más / Oh, Megadé, es un sentimiento / No puedo parar. Antes, durante y después del concierto. Y Dave Mustaine, tal como lo observó mi marido, espectador debutante en un “partido” de estas características, “el chabón se llena los pulmones con el aliento de la gente”. Megadeth vino a renovar los votos con el público argentino y nosotros les volvimos a dar el sí. Arrancaron con Sleepwalker, pero no los culpemos: vinieron a presentar United Abominations y se despacharon con escasos temas del disco nuevo. Después llegaron los temas viejos que hacen el deleite de nuestros oídos: Wake up dead, She-wolf, Hangar 18, Skin o’ my teeth, In my darkest hour, Sweating bullets, A tout le monde. Pero hay platos fuertes: las sorpresas de la mano de Tornado of souls y Ashes in your mouth, y los nirvanas creados por el lastimoso español de Mustaine en el estribillo de Trust y la demencia temporal de un hincha coreando Mégade, Mégade, aguante Mégade en Symphony of destruction. La perla: Chris Broderick comprándose al público al son del Himno Nacional Argentino en su viola. Supongo que ninguno de los músicos podía creer que también éramos capaces (es que estamos entrenados desde el último Mundial) de corear nuestro propio canto patrio. Está también ese flash cuando aparece Mechanix, esa maldita esquirla en el alma llamada Metallica (vi varias remeras de Metallica, eso es mala leche, opino yo). Y por supuesto, un cierre obligado con Holy Wars, porque si Holy Wars no aparece, la manada se enloquece. Presenta a su banda, la gente los aplaude, saludan todos juntos, querés que no se vayan nunca, pero tras ese aplauso el Colorado queda solo en el escenario y te dice I love you. Porque todos sabemos que Megadeth no es ya una banda: Megadeth es Dave Mustaine, y con quien quiera que se junte, si tiene ganas de rockear, va a rockear. Y ahí estaremos, porque Megadé, yo te sigo siempre a todo’ lado’.
Yapa: un pedacito de Symphony capturado por nuestra cámara anoche en el palacio del deporte.
2 comentarios:
El amor en sus más variadas formas.
Amén!
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