Mi abuela me había dicho: "¿No te mareás?". Y yo, canchera, con mi experiencia de dos viajes en velero tomando mate y comiendo facturas, dije: "No, abue". La ida estuvo bien, con un Río de la Plata buena onda. La semana en Colonia, impecable, a excepción del humor de las nubes, muy oscuras y amargas. La vuelta, con mate y bizcochos preparados, se imponía distinta: el Río de la Plata estaba mandando olas. ¿Río de la Plata o Mar del Plata? Me senté junto a la ventana, me cebé uno o dos antes del arranque y empecé un libro nuevo. A poco de empezar a transitar el Río Mar del Plata, miré por la ventanilla y sólo vi las luces que indicaban que eso que estaba ahí era Colonia. No estábamos dejándolas atrás, no. Más bien, subían, bajaban, subían, bajaban. Y así la cabeza, y así el estomágo. Me desabroché el pantalón, como si fuera cuestión de gula. Mi centro no encontraba centro. Mi base de sustentación, insustentable. Mi esófago empezó a jugar a ser sorbete. Y la vida misma sorbió de él.
En menos de media hora vomité toda la calabresa que había degustado tres horas antes.
Así estaba el Río de la Plata la mañana del 2 de agosto.
15 comentarios:
YA TE IBA A DECIR COMO TU ABUELA: NO TE MAREAS? HASTA QUE LEI EL FINAL DEL POSTEO, A MI ME DA UNA SENSACION HORRIBLE VIAJAR
BESOS
Yo me mandé la misma canchereada en una lancha a motor que te cruzaba de Salvador Bahía al Morro de Sao Paulo. En diez minutos estaba vomitando por la borda.
hay por dios, que lindo que es fumar, yo lo disfruto tanto..
tengo 18, ya casi 19, y todavía no me atrevo a fumar adelante de mis padres, aunque ellos saben que fumo. cada vez que estoy sola en casa fumo re perseguida por miedo a que vengan y me enganchen in fraganti.
muy bueno tu blog :)
te agrego a los links del mío
saludos
mería
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