miércoles, 24 de noviembre de 2010

La búsqueda de Cenicienta

Tenía todo el speech pero se dio hablar de otra cosa. Le cuento a la Dra. A que apareció un fantasmita del pasado, el ahora Sr. B, que había sido mi amor de la infancia. Le cuento que volver a vernos nos resultó de gran impacto: a él, positivo; a mí, negativo. Yo estoy mucho más estética y charlatana que hace 17 años. Él está lleno de kilos y de hijos.
Me pregunta si B y yo nos encontramos antes o después de empezar el tratamiento. Le digo que, para mí, la medida es "antes o después del Sr. X". Y, de nuevo, el infinito Sr. X aparece en la hoja de ruta. Y hablamos de cómo buscamos tener un lugar en el otro, ese otro que es espejo, y que me devuelve la imagen que tiene de mí. Me dice que X me mostró en el espejo el abandono que yo le hice a otros. Le digo a la Dra. que fue un espejo malo, porque me mostró a la Nadia oscura, a esa bulímica erótica que todo lo devora y lo vomita.
Y hablando de espejos, pienso "Espejito, espejito, ¿quién es la más bella de todas?" Mi vida es una lucha eterna por que ese espejo me diga "Tú, mi querida Nadia." Pero no soy yo. No para todos. No para X. Me acuerdo del zapatito de cristal. Le digo a la Dra. A que yo voy con el zapatito en la mano, buscando el pie que quepa allí. "Te entró al principio, pero medio que a presión. No, vos no sos." "¿A ver vos? Mmm, no, vos no sos." Cuando se lo puse a X, le quedó perfecto, pero no le gustó mi zapatito. Se lo sacó, me lo dio y me dijo "No, ¿sabés? Me queda bien, todo, pero... no lo quiero, ¿eh? Te agradezco." Le digo que él también anda con el zapatito en la mano, pero desde otro lugar: él nació "para estar solo" -Sr. X dixit- ("con todas pero con ninguna", dice la Dra. A); yo nací para estar con otro.
Qué presión... Ser perfecta, ser deseada, ser la elegida de otro. Porque no se puede haber nacido para estar con otro si ese otro no te elige. "Qué presión...", dice la Dra. A, y me pasa el zapatito para que lo piense un poco.
Yo me quedo con el zapatito en la mano. Pensándolo. O tiro el zapato a la mierda y me relajo, o sigo pensando que hay un pie exacto, perfecto, que un día va a caber aquí y va a elegir dejarse los zapatos puestos mientras me hace el amor.

2 comentarios:

La que suscribe dijo...

Yo digo que soy una resignada... Pero en algún momento, algún zapato encontraremos...

Hay zapatos hermosos que te sacan ampollas o te aprieta la horma un poco... Quizás sea así... No se.

Love.

Misterioso Sr Mello dijo...

Creo que la autora suele tener controversias con la protagonista de la historia, en éste relato quien lo escribe no hace más que chistar a la protagonista y decirle “che nena el sr x no era el del zapato correcto” aunque la protagonista no pueda terminar de aceptarlo, ya ha podido comprender que quien tenga ese zapato, seguro será con quien pueda ver salir de la tierra a las zanahorias. Será alguien sin miedos ni presiones y sin cualidades de escapista. Alguien con quien pueda cantar:
I'll be here just waiting for you
I'll be under your stars forever
Neither here nor there just right beside you
I'll be under the stairs forever
Neither here nor there just right beside you