miércoles, 30 de marzo de 2011

El famoso "next!" o pase el que sigue

Cuando tenés el corazón hecho mierda, viene la gente y te dice que vas a estar bien. Vos no les creés. Ninguno les creímos. Pero lo dicen porque ya estuvieron hechos heces y ahora han vuelto del pozo (ciego) para contar lo que han visto. Hoy, yo me paro ante mí misma como una nadadora profesional en la caca que ha abandonado la pileta.

Estoy bien. Todo está tranquilo y está dentro de lo manejable. Vivo sola en un departamento que me encanta, y sola lo mantengo. Dispongo de mi tiempo todo el tiempo. Hago lo que quiero cuando quiero. Y también no hago lo que no quiero. Se cena si mi estómago lo decide y hasta me doy la libertad de elegir si se cocina algo rápido o se llama al delivery. Mi cama es mía sola para despatarrarme y cuando me levanto a las 6:10 de la mañana, a nadie le jode mi televisor ni mis ruidos. La vida nunca había sido tan dulce.

Pero, como dice Björk en “It’s oh so quiet”, todo está así hasta que… aparece él. Sabe dónde estás y arrima la bocha al lugar, para estar. Está por estar. Está porque le gustás. Y vos, que ni bien lo viste pensaste "Es lindo, sí" ahora te hallás diciendo "Me gusta, sí". Y no terminás de entender si te gusta jugar a la seducción o te gusta él. Pero él dice presente todos los días, entonces no podés determinar si es la situación o la persona. Sin embargo, el tipo está empezando a ocupar tus pensamientos. Y llega la hora en que aparece y mirás para todos lados, haciéndote la idiota, verificando si aparece. Y ahí viene, con todo ese porte tan distinto a lo que te gusta, generando adentro tuyo una adrenalinita.

Ya está: estás nerviosa en su presencia. Estar parada, callada, sentada, hablando, riendo, haciéndote un café o charlando con otros; todo parece antinatural. Porque está él y sentís que querés que esté mirándote. Y que te hable. Cuando finalmente lo hace, le devolvés monosílabos. Te inhibe. Y vos, que hablás hasta por el ojete, quedás indefensa y no te sale ningún tema de conversación. Él te cambia la actitud. Ya no sos la tranquila segura de sí misma: sos una estúpida que tiene 12 años y está en el aula de 7º grado, deseando que la trague la tierra.

La verdad, esperarlo y anhelarlo está buenísimo. Pero también es una mierda. Te encantaba tu paz. Y te aterra dar el corazón, o no darlo y que te lo saquen, que te lo pisoteen y también que te lo idolatren. Pánico de confundirte, y que el amor eterno dure tres meses. Otra vez. Canta Björk "What's the use of falling in love?" Yo todavía no sé cuál es el sentido. Ni menos cuál es el sentido de seguir los sentimientos. Después le pegás una mirada a "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" y te enterás por qué es importante vivir el amor y recordarlo siempre. Pero te trauma. Claro que sí...

El de la foto es Trevor, mi novio en la vida lúdica facebookeril. Me llena de regalos y me dice frases como "You complete me". Yo le grito "I love you, Trevor!" sin culpa, total no me escucha. Pero allá está él, el que sí escucha, y tiene dos brazos, dos piernas, los mueve, y lo peor de todo, encima, es de la vida real. ¡Qué miedo! Con toda esa realidad que lleva encima, podría ser el famoso "next!", o que pase el que sigue. ¿Queremos que siga? ¿O queremos que se quede? Dice mi psicóloga que me la paso anticipando los peores desenlaces. Por ahora, es cierto.

Necesito relajarme. Fluir. Entonces me tiro a descansar. ¿Y quién aparece en mis pensamientos? ¡GRRR!


2 comentarios:

Marina Heroina dijo...

Jaja en el verano mi filosofía fue "just do it" ... "que dure lo que tenga que durar", "el que no arriesga no gana".

En conclusión me fue para el orto... así que me alegra que analices la situación!!

pd. no te vi mas en msn.. desapareciste? o yo desapareci sin darme cuenta?? :S

N. H. dijo...

Ando medio borrada, es cierto. Igual, nos ando buscando curso de canto por el barrio.