Quizá esté directamente relacionado con la enfermedad menstrual que me aqueja, pero todo es una caca.
Los vecinos son intolerantes con mi incipiente alcoholismo. A mí me hace feliz gritar y cantar. A ellos les parece que me meto en ese límite donde empieza la libertad del otro.
Los hombres toman cosas simples para mí como una rompedera de huevos. ¿Que me demuestres interés es romper los huevos? Ok, no me llames, pero olvidate que yo me acuerde de reservarme para vos.
Los conocidos hablan de mis gestos corporales como una "provocación constante". Dicen que vivo en pose trola, que quiero tener a todos a mis pies. Que charlar, pararme, lo que sea, tiene implícita una carga erótico-felina que indica mi alto nivel de trolez.
Le estoy agarrando el gustito al alcohol. Me gusta estar en pedo porque pierdo el filtro y les puedo decir a todos lo que opino.
Ahora mismo estoy en pedo.
Por eso, porque algo de filtro me queda, dejo de escribir.
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