Hoy me enteré de algo absurdo: una docente fue juzgada por padres de alumnos a causa de sus declaraciones en Twitter. Temían el hecho de que fuera ella, la misma persona, quien daba clases y también tuiteaba. Pensaba yo que como, cago, meo, duermo, garcho, fumo, faseo y escabio, que podría caer sobre mí el mismo juicio ridículo.
No, señora: no es la misma persona que tuitea la que enseña. La que enseña es un personaje docente y decente que se guarda las indecencias para los momentos en que los niños no están.
Me googleé a mí misma y hallé este blog.
Por eso, me convierto en N. H., antes de que alguno de los muchos padres de los tres colegios en que ejercí la docencia tengan la absurda idea de ver "qué onda con esta mina".
1 comentario:
Acabo de encontrar mi nombre en todas las boludeces que tengo, por lo tanto, INJUSTAMENTE, cambié todos mis nombres...
¡Cuánta pavada anda dando vuelta por el mundo eh!
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