Si te pasás una semana seguida escribiendo una novela sobre tu ex, ¿qué pasa? No, no aparece porque no es Beetlejuice. El mundo de la mente es muy intrincado pero también básico.
Soñé con él.
Desperté, lo invoqué, lloré y lo maldije.
Quise acercarme a la computadora para mantener fresco el sueño. Dormir fue más fuerte. Haré el intento ahora mismo.
El actor incógnito
Los compañeros de teatro y yo íbamos a ver una obrita recomendada a un teatrito pequeño. Era todo risas hasta que P lo mencionó. P es amigo de él y lo sigue viendo aunque él ya no venga a clase. Cuando él lo menciona suelo taparme los oídos y contar hasta 50. Es la clase de cosas que hace que la gente crea que estoy loca. Sólo me protejo de sufrir mucho. Pero no me tapé los oídos esa vez, no. Me puse a charlar animadamente con otros, incapaz de concentrarme en la conversación, teniendo presente solamente el hecho de que debía tapar las voces de los demás.
Poco después las luces descendieron su brillo y los actores salieron a escena. Eran dos actrices. Con las luces aún mortecinas comenzaron a conversar. No se apreciaba escenografía alguna. Eran ellas, conversando, de pie, dando inicio a la obra teatral. En su conversación aparecía el nombre de un hombre. Ni bien lo mencionaban, el hombre aparecía en escena. Las luces dejaban de ser tan tenues y se podía ver con claridad a los tres actores. Eran dos chicas y él. Él. Era el hombre que más amé en la vida. Era el hombre de quien trato de no saber nada. Era el hombre que me cerró las puertas a compartir la vida juntos. Escuché su voz. De pronto, todos los recuerdos eran presente. Su voz llegó a mis oídos y entonces todo lo que yo de él había tenido se volvió más fuerte que nada. El tacto de sus manos, su beso en mi boca, su mirada en mis ojos. Aquello que día a día se pierde y me libera del dolor fue recuperado de inmediato. Toda la angustia estaba de pronto entre mis manos, sangrante.
Me puse de pie en un santiamén y huí sin rumbo fijo de aquel teatro. Odiaba a P por ocultar el hecho de que él, mi gran amado, actuaba en aquella obra. Pero estando en la puerta, presionando las manos contra mis costillas como para devolver todas las heridas a su lugar de origen, di vuelta la espalda y vi el cartel promocional de la obra. Cubierto por unos graffitis, estaba su nombre. Se veían unas pocas letras en verde fluorescente. Pero yo sabía perfectamente cómo se completaba ese nombre.
(Imagen by Sofía Forciniti)
2 comentarios:
Tremendo sueño, Na. Son los peores, los más vívidos. Los detesto, ¿qué necesidad?
Qué bueno que pudiste retenerlo... la catarsis es lo mejor.
¡Aguante la catarsis!
Gracias por usar mi obra The Love Pacman.
PD: A mi me pasó hace poco, pero no fue un sueño. Fue con un chongo de mis 19, por suerte nada fuerte. Pero bueno... horas antes: "mm.. voy a andar por los pagos de X...".
Y qué pasa? Llego al lugar, y X está en la puerta.
Brujería, brujería (8)....
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