Hoy es el día más duro. Hoy es sábado. Hoy era el día más lindo del mundo. Pasaban lunes, martes, miércoles, jueves y viernes para esto. No me pesaban tanto porque acá adentro había paz, deseo, planes. Hoy no hay nada. Todo lo que había acá adentro te lo llevaste; el domingo pasado.
Tuve tiempo para pensar muchas cosas. Primero, no se entiende nada. Todavía no. No se entiende cómo alguien puede dejar lo más lindo que le pasó, o la mejor mujer que tuvo entre sus brazos. O no se está feliz en la felicidad o es todo mentira. Cualquiera de las dos, duele. Después, parece que se entiende y surge bronca. Pero no estoy enojada con vos. No. Me has dado tanto en tu mezquindad que siento, allá en el fondo, felicidad de haberte conocido. Pero al poco rato detesto haberte conocido, porque si no eras para mí, ¿para qué viniste?
Y supe que sí. Sí quería. Sí quería más de vos. Sí quería tu tiempo, tus ganas y tu cuerpo. Sí quería dar el próximo paso. Sí quería despertarme con vos todos los días. Sí quería dar a luz a tus hijos. Sí quería poner la firma. Sí quería envejecer con vos. Y no dije nada. Hasta que te fuiste. Sí quería, mi amor. Sí quería.
Soñé con vos. El viernes soñé que venías a decirme que habías sido un tonto y un miedoso, y que vos también querías. Y ese sueño parecía tan real. De pronto todo el hueco roto que está acá se volvía paz. Y no sabía yo que un hueco pudiera pesar tanto. Y que tampoco la serenidad fuese tan voluminosa. Anoche soñé que estaba embarazada de tu bebé. Que me tocaba la panza y sentía maravillas. Nuestro nene era pecoso y pequeñito. Entraba en una sola mano. Y tenía tu carita. Pero vos no lo querías tener en brazos. Y lloré, lloré infinitamente en el sueño y en la realidad.
Yo sí quería. Antes de conocerte quería. Sí quería tenerlo todo junto a alguien. Y entonces llegaste vos y soñé, con ojos bien abiertos, que eras vos. Y para que los resultados fueran distintos, no te pedí nada. Al no pedirte nada, todo llegaba. Qué me importa lo que no me das, si tengo todo lo que sí. Nunca pedí nada. Yo era feliz. Lo tenía todo si te tenía al lado, si podía contar con vos, con tu risa, con tu mano, con ese código perfecto y esa química que no se explica porque está toda en la piel. Entonces, hoy me desperté y no tenía nada.
Te llevaste todo. Voy a seguir viviendo sin postergar nada con la idiota idea de que algún día, en algún momento, el cielo se abra y vengas a cumplir mis sueños. Y que sean también tus sueños. Guardaré las palabras que tanta gente hermosa me dejó esta semana, entre las cuales estuvo esta frase clásica y verdadera: "Si tiene que ser, va a ser. Si no, hay algo mejor esperándote". Pero yo no quiero curarme para seguir errando. Yo quiero paz, esperanza y amor. Pero te los llevaste vos.
Y sí, te amo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario